viernes, 23 de marzo de 2018

Como un jazmín del país




Dijo el muchacho a la moza:
desde el comienzo te vi;
en el sueño, en la vigilia,
como un jazmín del país.

Perfume de la alta noche,
pequeña flor constelada,
en el patio con aljibe
y en mi corazón, guardada. 

Yo me voy con Aparicio,
sé que otra divisa labran
tus manos, y llevarán
los varones de esta casa. 

Yo me voy con Aparicio,
pero mírame a la cara,
que lo que voy a decirte
se dice una vez y basta.

Sólo una cosa podría
detenerme, una palabra;
di que me quede y me quedo,
jazmín del país, muchacha. 

Ella lo miró a los ojos,
pero no le dijo nada,
y nada dijo después,
cuando cayó con Saravia. 

Perfume de la alta noche,
pequeña flor constelada,
en el patio con aljibe
y en mi corazón, guardada. 


viernes, 16 de marzo de 2018

Los pasos lejanos

César Vallejo en Niza - 1929
Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...;
si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huída a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.

Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.

viernes, 9 de marzo de 2018

Manos

Los gestos milenarios que repito 
desde el tender la mesa a hacer dormirse 
los niños, me descubren 
de pronto, su otra cara. 
Es mi mano y no es sólo la mía. 
Vieja mano, viejísima, viniendo 
desde siglos, se mueve 
por detrás de una fría, gris mirada. 
Visto y pensado, el mundo 
contemplado, extendido 
delante de los ojos 
y los ojos buscando ver los hilos 
de la espesa maraña. 
...Y sin embargo, manos 
que nada ven, las ciegas 
manos, mucho más hallan, 
y sin buscar encuentran 
una viva sustancia: 
en palabras no entra 
en los ojos no cabe. 
Manos sólo la palpan.