viernes, 31 de marzo de 2017

Decir, hacer



Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

viernes, 24 de marzo de 2017

Ausencias


Llueve. Los ojos se ahondan
buscando tus ojos: esos
dos ojos que se alejaron
a la sombra cuenca adentro.
Mirada con horizontes
cálidos y fondos tiernos,
íntimamente alentada
por un sol de íntimo fuego
que era en las pestañas, negra
coronación de los sueños.

Mirada negra y dorada,
hecha de dardos directos,
signo de un alma en lo alto
de todo lo verdadero.

Ojos que se han consumado
infinitamente abiertos
hacia el saber que vivir
es llevar la luz a un centro.

Llueve como si llorara
raudales un ojo inmenso,
un ojo gris, desangrado,
pisoteado en el cielo.

Llueve sobre tus dos ojos
que pisan hasta los perros.
Llueve sobre tus dos ojos
negros, negros, negros, negros,
y llueve como si el agua
verdes quisiera volverlos.

Pero sus arcos prosiguen
alejándose y hundiendo
negrura frutal en todo
el corazón de lo negro.

¿Volverán a florecer?
Si a través de tantos cuerpos
que ya combaten la flor
renovaran su ascua ... Pero
seguirán bajo la lluvia
para siempre mustios, secos.

jueves, 16 de marzo de 2017

Ya he dicho...


Ya he dicho que el alma no vale más que el cuerpo,
Y he dicho que el cuerpo no vale más que el alma,
Y que nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo,
Que aquel que camina sin amor una legua siquiera, camina amortajado hacia su propio funeral,
Que tú o yo, sin tener un centavo, podemos adquirir lo mejor de este mundo,
Que el mirar de unos ojos o el guisante en su vaina confunden el saber que los tiempos alcanzan,
Que no hay oficio ni profesión tan bajos que el joven que los siga no pueda ser un héroe,
Que el objeto más frágil puede servir de eje a todo el universo,
Y digo al hombre o mujer que me escucha:
"Que se eleve tu alma tranquila y sosegada ante un millón de mundos."
Y digo a la humanidad: "No te inquietes por Dios,
Porque yo, que todo lo interrogo, no dirijo mis preguntas a Dios,
(No hay palabras capaces de expresar mi postura tranquila ante Dios y la muerte.)
Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no le comprendo,
Ni entiendo que haya nada en el mundo que supere a mi yo.
¿Por qué he de desear ver a Dios mejor de lo que ahora le veo?
Veo algo de Dios cada una de las horas del día, y cada minuto que contiene esas horas,
En el rostro de los hombres y mujeres, en mi rostro que refleja el espejo, veo a Dios,
Encuentro cartas de Dios por las calles, todas ellas firmadas con su nombre,
Y las dejo en su sitio, pues sé que donde vaya
Llegarán otras cartas con igual prontitud.


Walt Whitman

viernes, 10 de marzo de 2017

El violín de Becho


Becho toca el violín en la orquesta
cara de chiquilín sin maestra
                   y la orquesta no sirve no tiene
más que un solo violín que le duele.

Porque a Becho le duelen violines
que son como su amor chiquilines
Becho quiere un violín que sea hombre
que al dolor y al amor no los nombre.

Becho tiene un violín que no ama
pero siente que el violín lo llama
por la noche como arrepentido
vuelve a amar ese triste sonido.

Mariposa marrón de madera
niño violín que se desespera
cuando Becho lo toca y se calma
queda el violín sonando en su alma.

Porque a Becho le duelen violines
que son como su amor chiquilines
Becho quiere un violín que sea hombre
que al dolor y al amor no los nombre.

Vida y muerte violín padre y madre
canta el violín y Becho es el aire
ya no puede tocar en la orquesta
porque amar y cantar eso cuesta.


Alfredo Zitarrosa
(10 de marzo 1936 - 17 de enero 1987)


viernes, 3 de marzo de 2017

El instrumento





Conocerse, claro está,
que necesita su tiempo

Con años que albañilean
y años de derrumbamiento


Pero cuando todo es potro,
mujer, baile, vino, viento
Y la carne nos sostiene
tanto mas que el hondo hueso

Qué vas a andar preguntando
si te das por lo derecho?
Y es tu voz la que te dice
Si la promesa es lo cierto

Y de pronto se borraron
la mujer, el vino, el fuego
Que sostenía las carnes,
el temple del instrumento


Y en un cantor de boliche
Me conocí en el ejemplo
Ya perdí mi compañera
Desatame de este enredo


Eduardo Darnauchans

(15 de noviembre 1953 - 7 de marzo de 2007)