miércoles, 24 de febrero de 2016

Un juego que nadie ve



La luna y el niño juegan
un juego que nadie ve;
se ven sin mirarse, hablan
lengua de pura mudez.

¿Qué se dicen, qué se callan,
quién cuenta una, dos y tres,
y quién, tres, y dos, y uno
y vuelve a empezar después?

¿Quién se quedó en el espejo,
luna, para todo ver?
Está el niño alegre y solo:
la luna tiende a sus pies

nieve de la madrugada,
azul del amancer;
en las dos caras del mundo
—la que oye y la que ve—
se parte en dos el silencio,
la luz se vuelve al revés,
y sin manos, van las manos
a buscar quién sabe qué,
y en el minuto de nadie
pasa lo que nunca fue...

El niño está solo y juega
un juego que nadie ve.

Mariano Brull Caballero

(24 de febrero de 1891 - 8 de junio de 1956)

martes, 16 de febrero de 2016

Escrito en la naturaleza




No os lo diré jamás, claras estrellas; 
ni a ti lo diré nunca, sol fulgente. 
Su nombre, hermosa flor de cosas bellas, 
en mi pecho ha sonado solamente. 

Las estrellas no obstante, en sus reflejos, 
mi secreto se cuentan, una a una; 
por eso, puesto el sol, sonríen lejos 
en todos sus coloquios con la luna. 

Y una flor a otra flor con voz secreta 
lo murmura en los cármenes risueños; 
las aves cantan al pasar: «Poeta, 
el amor te ha enseñado dulces sueños». 

Nunca dije el secreto de mi vida, 
mas divino fragor el hombre clama; 
y entre efluvios de acacia florecida 
el gran todo murmura: «Ella te ama». 


(27 de julio de 1835 – 16 de febrero de 1907)


Versión de Ismael Enrique Arciniegas

martes, 2 de febrero de 2016

El viaje


Sólo quiero tu casa de ternura,
vivir en su calor.
Eres el mar y la orilla segura
porque el único viaje es el amor.
Reconocer tu alma, qué aventura
de mágico sabor.
Allí tendré profundidad y altura
porque el único viaje es el amor.
Besos desconocidos como puertos
esperan bajo un cielo de mirada.
-Lo demás es dolor.
Hoy vuelvo de países que están muertos,
después de un mar que no me dijo nada,
porque el único viaje es el amor.

febrero 1930 - enero 2011