martes, 30 de septiembre de 2014

As rosas


Rosas que desabrochais,
Como os primeiros amores,
Aos suaves resplendores
Matinais;
Em vão ostentais, em vão,
A vossa graça suprema;
De pouco vale; é o diadema
Da ilusão.
Em vão encheis de aroma o ar da tarde;
Em vão abris o seio úmido e fresco
Do sol nascente aos beijos amorosos;
Em vão ornais a fronte à meiga virgem;
Em vão, como penhor de puro afeto,
Como um elo das almas,
Passais do seio amante ao seio amante;
Lá bate a hora infausta
Em que é força morrer; as folhas lindas
Perdem o viço da manhã primeira,
As graças e o perfume.
Rosas que sois então? – Restos perdidos,
Folhas mortas que o tempo esquece, e espalha
Brisa do inverno ou mão indiferente.
Tal é o vosso destino,
Ó filhas da natureza;
Em que vos pese à beleza,
Pereceis;
Mas, não... Se a mão de um poeta
Vos cultiva agora, ó rosas,
Mais vivas, mais jubilosas,
Floresceis.
Joaquim Maria Machado de Assis

viernes, 19 de septiembre de 2014

¡Paz al mundo!

Mensaje de Juan Panadero al Congreso 
Mundial por la Paz
Aquí estoy. Aquí ya estamos. 
No tenemos cara. Somos 
el planeta que habitamos. 
Venid. No tenemos nombre. 
Aunque todos respondamos 
a una misma luz: el hombre. (...) 
Matadnos. Nos mataréis. 
Pero es más fuerte la vida 
que la muerte que ofrecéis. 
Y al fin correréis la suerte 
de los que matando llegan 
a darle a su vida muerte. (...) 
¿Queréis la guerra? No iremos. 
Con la paz entre las manos 
por arma, os enterraremos 
¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos 
de millones y millones. 
Paz para toda la gente. 
Se abran y cierren los ojos 
del día tranquilamente. 
Paz en todos los hogares. 
Paz en la tierra, en los cielos, 
bajo el mar, sobre los mares. 
Paz en la albura extendida 
del mantel, paz en la mesa 
sin ceño de la comida. 
En las aves, en las flores, 
en los peces, en los surcos 
abiertos de las labores. 
Paz en la aurora, en el sueño. 
Paz en la pasión del grande 
y en la ilusión del pequeño. 
Paz sin fin, paz verdadera. 
Paz que al alba se levante 
y a la noche no se muera. 
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa. 
Una vida de armonía 
sobre una tierra dichosa. 
Lo grita Juan Panadero. 
Juan en paz, un Juan sin guerra, 
un hombre del mundo entero. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Canción desesperada

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. 
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba. 
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas. 
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos. 
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía. 
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso. 
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, 
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida. 
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. 
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra, 
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, 
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura, 
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas, 
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. 
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme 
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, 
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, 
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros, 
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo 
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina. 
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo, 
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh sentina de escombros, en ti todo caía, 
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste 
de pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. 
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero, 
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora 
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. 
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba. 
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. 

Es la hora de partir. Oh abandonado!

Pablo Neruda
julio 1904 - setiembre 1973

martes, 9 de septiembre de 2014

Luna congelada

Con esta soledad
alevosa
tranquila
con esta soledad
de sagradas goteras
de lejanos aullidos
de monstruos de silencio
de recuerdos al firme
de luna congelada
de noche para otros
de ojos bien abiertos
con esta soledad
inservible
vacía
se puede algunas veces
entender
el amor.

Mario Benedetti

jueves, 4 de septiembre de 2014

Adiós


Suspiraban lo mismo los dos 
y hoy son parte de una lluvia lejos 
no te confundas no sirve el rencor 
son espasmos después del adiós. 

Ponés canciones tristes para sentirte mejor 
tu esencia es más visible, 
del mismo dolor 
vendrá un nuevo amanecer. 

Tal vez colmaban la necesidad 
pero hay vacíos que no pueden llenar 
no conocían la profundidad 
hasta que un día no dio para más. 

Quedabas esperando ecos que no volverán 
flotando entre rechazos 
del mismo dolor 
vendrá un nuevo amanecer. 

Separarse de la especie 
por algo superior 
no es soberbia es amor. 

Poder decir adiós 
es crecer.

Gustavo Cerati