viernes, 22 de junio de 2012

La noche de San Juan

El poniente implacable en esplendores 
quebró a filo de espada las distancias. 
Suave como un sauzal está la noche. 
Rojos chisporrotean 
los remolinos de las bruscas hogueras; 
leña sacrificada 
que se desangra en alta llamarada, 
bandera viva y ciega travesura. 
La sombra es apacible como una lejanía; 
hoy las calles recuerdan 
que fueron campo un día. 
Toda la santa noche la soledad rezando 
su rosario de estrellas desparramadas.

Jorge Luis Borges

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