viernes, 27 de noviembre de 2009

Manos ásperas

Tengo las manos ásperas, pero hay pan en mi mesa

Tengo las manos ásperas pero hay luz en la casa

Tengo las manos ásperas; me honra su aspereza

porque así fueron todas las gentes de mi raza.

No me avergonzó nunca mi heredada pobreza

ni me achicó tampoco la humildad de mi traza:

tengo las manos ásperas pero hay vino en la mesa,

tengo las manos ásperas pero hay paz en la casa.

Mientras los ricos guantes tú las tuyas enfundas

yo, por llenarme todo de asperezas fecundas,

quisiera veinte manos en lugar de estas dos...

pues si pulir un rumbo me dejó tales huellas,

después de haber pulido la luz de las estrellas

qué ásperas las manos le habrán quedado a Dios.


Emilio Carlos Tacconi, uruguayo, 1895 – 1988

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